–Ana Lilia Rivera Rivera relata una travesía de 20 años para lograr vigencia en Tlaxcala y el país.
–Entrevistada la senadora de Morena, habla de la importancia de la soberanía alimentaria.
POR: Mario Alberto Macías Palma y Marilú Martínez Flores
Primera Parte.
Una travesía de 20 años ha sido la lucha por la defensa del maíz, por ello es histórica la creación de la Ley de Fomento y Protección al Maíz Nativo, misma que garantiza la pureza de la semilla, su tradicional proceso de producción, una retribución digna para el campesino, pero principalmente la autosuficiencia alimentaria para el pueblo mexicano.
Así es como define la senadora por Tlaxcala, Ana Lilia Rivera Rivera, la aprobación de la legislación citada por parte del Congreso de la Unión, la cual está basada en un profundo análisis técnico que ha sido reconocida internacionalmente, hace frente al tratado comercial T-MEC y que es originaria de Tlaxcala.

En senda entrevista para revistaliderazgo.com en alianza informativa con conexiones.com, la senadora representante del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se entusiasma con el tema, ya que ella es artífice de una ley por la que luchó por convicción, por influencia familiar y por pasión por el campo.
“Vean y sientan mis manos, cuando puedo voy a trabajar el campo, siempre lo he hecho”.
Liderazgo/Connexiones (L/C).- Conociendo su trayectoria política y social, es innegable su pasión por el maíz, senadora…
Ana Lilia Rivera (A. L. R.).- “Muchas gracias, me da mucho gusto este acercamiento con Liderazgo, con periodistas a quienes respeto y con quienes fui compartiendo la historia de la Ley de Fomento y Protección al Maíz Nativo, que ha sido una travesía de 20 años. Una lucha de dos décadas.
Cuando fui diputada local la prioridad era la defensa del maíz, porque traía la influencia de mi familia, ya participaba desde joven en la vida activa de las organizaciones sociales en defensa del medio ambiente, de los recursos naturales y en algún momento nos encontramos con el movimiento nacional “Sin maíz no hay país”.
Entonces me quedó claro la importancia que tenía, ante la firma del tratado del libre comercio en ese momento, hoy T-MEC, la soberanía alimentaria y lo que en el futuro representaría para México no conservar ni preservar la fuente de su alimentación primaria, algo vital, que es el maíz.
Tuve la oportunidad de que aquí se formara la primera ley que protegió al maíz nativo, es una ley de Tlaxcala y fue modelo para el país, porque después asesoramos a Michoacán para aprobar también la suya.
(L/C).- Siendo Tlaxcala la tierra del maíz, era importante darle vigencia en toda la República, ¿fue su decisión?
A. L. R.- Ya en el Senado de la República, llevamos ese objetivo de continuar con esta lucha que de verdad ahora no lo valoramos, pero en unos años se asimilará en su justa dimensión, cuando avance la creación de organismos sintéticamente modificados, la biotecnología, la tecnología digital, etc.

Esta es una ley única en el mundo por la capacidad de análisis técnico de un tema muy complejo, ya que México es el país de origen del maíz, y nosotros identificamos 64 razas, de estas razas hay aproximadamente 2 millones de variedades; mientras que en el estado de Tlaxcala tenemos 12 razas y más de 80 variedades, hasta ahora identificadas.
(L/C).- No fue fácil, es un tema que enfrenta muchos obstáculos, y no es algo nuevo… ¿Hubo reticencia entre sus compañeros legisladores?
A. L. R.- Así es, anteriormente en el marco de un tratado de libre comercio vigente y el que estaba por ratificarse (T-MEC) era muy complicado tratar el asunto del maíz nativo, por los intereses de una política neoliberal imperante en las decisiones que se tomaban, como el hecho de tener el control absolutamente de todo aquello que genere negocio.
También fue complicado llevar a la mesa de análisis este tema, sacarlo en el Senado de la Republica primero y luego con cada diputado en la Cámara de Diputados, complejo de entender por todos los legisladores, algunos con intereses o presionados por sus productores de sus estados.
Créanme que en algunas ocasiones me preguntaban que cuál era mi agenda, y como que no era un tema tan atractivo, sin embargo, no podíamos permitir que la defensa del maíz se viera con discriminación, y los legisladores fueron comprendiendo la importancia de proteger un legado nuestro.
(L/C).- Nada menos que el maíz es la base de la alimentación de los mexicanos, además es mexicano, ¿es así?
A. L. R.- El maíz es una semilla de Mesoamérica; evolucionó en nuestro territorio, lo domesticamos -esa es la palabra correcta- en el continente, en Mesoamérica, desde México hasta Centroamérica.
El maíz es una planta extraordinariamente humana, para que esta pueda sobrevivir necesita de la mano del hombre, de su trabajo, que la siembre, la cuide, le quite hierba, lo alimente, que le siembre alrededor una serie de productos que lo nutren.
La costumbre del “sistema milpa” que es el maíz, con frijol, calabaza, chile tiene que ver con alimentarlo. El maíz sembrado con frijol le genera inmediatamente la mejor fertilización.
(L/C).- Sí hay una gran identificación y dependencia del tlaxcalteca y el mexicano con el maíz, ¿Por qué una ley para defenderlo?
A. L. R.- El caso de mi estado Tlaxcala y del país, es por la construcción de una soberanía alimentaria. Un país que no produce lo que come, es un país vulnerable en su seguridad. Producir comida es un tema de seguridad nacional.

¿Hacia dónde estábamos llevando a México?, imaginen ahora con la pandemia, con el cambio climático que ya nos alcanzó, que quien nos vende decidan a cerrar sus fronteras porque lo que les importa es abastecer su propio consumo nacional y nosotros desmantelando la producción nacional de alimentos y sin semillas, ¿cómo alimentaríamos a nuestro pueblo?
Hay cosas que pueden esperar, pero el alimento es diario, por lo menos algunos mexicanos tienen la costumbre de comer 3 veces al día, y hay quienes comen una sola vez, pero lo que siempre hay en la mesa más pobre es una tortilla.
La defensa es por la política que adoptaron los últimos gobiernos, es una realidad que el neoliberalismo baso su filosofía en tres ejes, en que para poder generar riqueza se tenía que controlar tres cosas:
1.- Alimentos, porque controlando alimentos se controla a la gente.
2.- Energéticos, porque controlando esto se controla los gobiernos, y
3.- Dinero, porque con el poder económico, ahí es donde se controla el mundo.
Por lo tanto, el control de la comida es uno de los grandes negocios que los neoliberales trataron de proteger con los tratados comerciales que se hicieron, y en México el maíz era un producto que no solamente garantizaba el alimento nacional con que producíamos en tierra mexicana, con nuestros campesinos, nuestras semillas, nuestros recursos, sino que además teníamos excedentes que se vendían en el mundo.
Sin embargo, con la entrada en vigor de los tratados de libre comercio,
México dejo de producir grandes cantidades de maíz y empezó a importar bajo el pretexto de que era más barato importar que producir, entonces México se convirtió en pocos años en el primer importador de maíz mundial.
¿Cómo es posible que teniendo toda esta riqueza biológica compráramos semillas?, además muy caras, con paquetes tecnológicos altamente contaminantes para la tierra, que generaban una dependencia, un control y una enorme ganancia a los monopolios, que empobrecía más a los campesinos; la respuesta es por la política neoliberal.